13 de septiembre de 2009

Radiografía del globo


“ Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. (…) Y dijeron:
Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos
Un nombre , por si fuéremos esparcidos sobre la faz de la tierra.”
Génesis 11: 1-4.

La globalización nos está alcanzando, por no decir que ya llegó para instalarse.
Continentes globalizados, economías globalizadas, políticas globalizadas… pensamientos globalizados.

Sin dudas, la globalización nos trae cosas positivas y otras negativas. No hablaremos sobre política o economía, sino sobre algo mayor.
Dios y nosotros.

Veamos , como radiografías, tres aspectos de la anatomía del globo.


Global - mente

Ninguna estructura que pretenda afianzarse y desarrollarse podrá hacerlo sin un pensamiento o ideología que la sostenga.

Si se pretende un mundo unido debe plantarse, en el corazón de todos, una nueva cosmovisión. Por eso, el mundo moderno tiene como desafío, crear en sus habitantes una nueva mente.

Una mente unida. Mente globalizada.

Una nueva idea de entender la realidad. Nuevos pensamientos para comprender al hombre, al mundo… y también a Dios.

Esa es, a mi modo de ver, la meta primordial que los políticos, economistas y pensadores contemporáneos quieren lograr. Que todos tengamos una “mente global”.

El filósofo Fernando Savater ya plantea en “ Ética para Amador”
( un sencillo libro que se lee en los colegios) , la idea de que:
ya no hay fronteras y que uno es ciudadano del mundo.

No es una idea nueva, pero es el fundamento principal para comenzar a tener una MENTE GLOBAL.

Global – corpus

En el libro “La estrategia del colibrí”, Francesco Morace menciona una idea interesante.
El mundo es un cuerpo.

Cada país y continente es un miembro particular de ese cuerpo.

Todos somos partes de un mismo organismo. Unidos con un mismo objetivo y propósito.

Esta tampoco es una idea nueva. San Pablo lo plantearía refiriéndose a la iglesia como el cuerpo de Cristo, donde cada uno es un miembro particular, diferente y que necesita del otro.

No solo será necesario tener una mente global que comprenda que uno es un ciudadano del mundo, sino que es indispensable entender que se necesita del otro.

Este otro no es diferente a mí , solo tenemos funciones diferentes.
Y todos, contribuimos globalmente a la concreción de una misma meta.

Global – ánima

Alma (del latín, ánima)
Principio o entidad inmaterial e invisible que poseen los seres humanos.

No podía faltar a esta radiografía, el alma.

O el espíritu, Eso con lo cual podemos relacionarnos con Dios.

No se puede tener una mente y cuerpo globalizados sin tener un alma globalizada.
No se puede excluir en este nuevo ideal a Dios.

¿Cómo ve a Dios el alma globalizada?

Básicamente Morace lo dice así:
“Estamos en la fase en la que Lao Tse, Sócrates, Cristo, Buda, Confucio, Mahoma, Lutero, Alce Negro, todos aquellos hombres, con mayúscula, que han tenido algo que decir, deben hablar al espejo y ser escuchados allí donde lo racional y lo intuitivo pueden, por fin, convivir”

Dios es el mismo en todas partes, aunque tenga nombres diferentes.

El alma globalizada se ve a sí misma avanzando hacia una sola religión mundial.

Construyendo la torre en el Siglo XXI

Claro está que la unidad es buena. Se puede estar juntos pero no unidos.
Sin unidad no se prevalece.

Pero, unidos…¿para qué?. ¿Cuál es el propósito que persigue la unidad?
Esa es la pregunta fundamental. Según sea el propósito, la unidad puede beneficiarnos o perjudicarnos.

Edificaron la torre de Babel. ¿el propósito?. Que la cúspide llegue al cielo.

Historia que ejemplifica el esfuerzo del hombre por llegar a Dios por sí mismo.

La autosuficiencia del hombre que toma a Dios como a alguien que puede manejar a su antojo.
Jesús dijo:

“YO soy el camino, y la verdad, y la vida; Nadie viene al padre, sino por mí”. Juan 14: 6

No puede pensarse en Jesús como un maestro más. Como un filósofo o un pensador.

Jesús declaró ser Dios. Y demostró su deidad excluyendo a cualquier otro.

Si la humanidad se une y con ello reduce a Cristo al nivel de tan solo un pensador, el mundo se estará cerrando la puerta a Dios.

No importará cuánto nos esforcemos en cambiar nuestros conceptos. Dios no cambia.

Me uniré en el respeto, en el amor en el deseo de ayudar y progresar.

Pero nunca podré globalizarme en mente, cuerpo y alma.

No ayudaré a edificar una torre de Babel del siglo XXI.