1 de julio de 2011

El artista cristiano vs. el cristiano artista







“Jehová, a ti he clamado; apresúrate a mí; Escucha mi voz cuando te invocare. Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde. (..) Y oirán mis palabras que son verdaderas”

Salmo 141: 1-6.



El rey David sin duda aplicaría a su vida diaria una disciplina personal, el equivalente espiritual de los sacrificios diarios del pueblo hebreo; me estoy refiriendo a la oración.

La oración por la mañana y por la tarde (Ex.29:38-46). Pero no quiero tocar ese tema hoy, dado que lo que quiero destacar de este salmo es la idea de que los “artistas cristianos” debieran convertirse en “cristianos artistas”.

No estoy conjeturando sobre un tema semántico, sino sobre un tema netamente espiritual.


EL DON DE MIS MANOS

David haría la comparación entre “el don de mis manos” y “la ofrenda de la tarde”.
Es claro aquí el hecho que un cristiano debiera consagrar su don a Dios.

Consagrar sus talentos, aquello que hace (…”mis manos”…), como parte de una ofrenda, sacrificio, servicio y adoración a Jesucristo.

Esto, que en el ambiente cristiano parece ser obvio, en la práctica de la vida cotidiana fuera de la iglesia no logra atravesar la barrera del mimetismo.

Nada hay que diferencie a un artista cristiano a uno que no lo es.
Lo cual llevaría a preguntarse:

1) ¿debería diferenciarse y por qué debería diferenciarse?

2) ¿en qué radicaría esa diferencia?

Voy tan solo a esbozar unas respuestas, que no pretenden ser exhaustivas.


1) El artista cristiano debe diferenciarse por las siguientes razones:


- Tiene una fe diferente, por lo tanto su cosmovisión del universo que lo rodea es diferente. Es una cosmovisión cristocéntrica que influirá en su trabajo.

- Esta fe no debería provenir de la simple tradición, sino de una relación espiritual con el Dios al cual adora. Su relación personal e íntima con Jesucristo lo hace diferente aunque no se perciba diferente.

- Hay un mandato específico, del Dios al cual sigue y sirve, de ser diferente y no asemejarse al entorno de tal manera que pierda su identidad cristiana. Ser “sal y luz” y no adoptar como propios los comportamientos y opiniones ajenas que se distancian del pensamiento cristiano.


2) La diferencia radicaría en la conducta y el pensamiento.

- La diferencia No radica en el estilo artístico.

- La diferencia No radica en la forma.

- La diferencia No radica, necesariamente, con la gente que se rodea.

- La diferencia No radica en los instrumentos que utiliza.

Y podríamos agregar una extensa lista de “NO radica en…” pero no vendría al caso, porque:

En definitiva, la diferencia NO radica en cuestiones de forma sino en cuestiones de fondo.

La conducta cristiana y el pensamiento cristiano son los que deberían fundamentar las decisiones y posturas que se van definiendo a lo largo de la vida del artista.

Nada tiene que ver con que trabaje con cristianos o para cristianos, que escriba, cante, pinte etc. Textos cristianos…sino con que el artista SEA cristiano. No un cristiano nominal sino uno con vida espiritual.

No un cristiano por tradición, sino por convicción. Porque ha decidido seguir a Jesucristo, adorándolo poniéndolo como prioridad en su vida.

Por estas cosas, hago esta diferencia entre un “artista cristiano” y un “cristiano artista”.


Es decir, el cristiano primero ES seguidor de Cristo y luego viene lo demás…artista, abogado, medico, estudiante etc. Antepondrá los valores cristianos antes que a cualquier otra cosa.


Y OIRAN MIS PALABRAS

A lo largo del Salmo, David medita y ruega sobre la no alianza con el mal. El no a la hipocresía, la falsedad y el sucumbir a la corriente que quiere empujar a lo malo.

David también habla de un juicio de Dios para aquellos que desean vivir, persistir en el mal y arrastrar a otros a sus errores.

El versículo 6 lo expresa así: “serán despeñados sus jueces…” refriéndose a los “jueces” como a los líderes de estas malas conductas.

E inmediatamente después continua diciendo: “…y oirán mis palabras, que son verdaderas” que otras traducciones refieren a “dulces” o “suaves” palabras.

Como lo explicaría Derek Kidner, en un comentario a los salmos:

“David afirma que el juicio alcanzará (…) a sus opositores, y entonces, por fin, sus seguidores lo escucharan con agrado”

Y aquí un tema importante para comentar en el desarrollo de esta reflexión sobre los cristianos artistas.

El cristiano no debería ser alguien que pretende imponer su postura a los demás, como obligándolos a aceptar a Cristo.

No es un fanático del tipo que mataría por sus creencias, sino más bien Sería capaz de morir (no matar) por sus creencias.

Un cristiano es quien invita a seguir a Cristo. Un cristiano es quien imita a su Señor, quien predico su mensaje con suaves y dulces palabras a todo aquel que quería escuchar. Sobre sus opositores rogo el perdón y puso la otra mejilla, dejando a Dios el Padre el juicio de los necios que no quieran escuchar.

El mensaje del cristiano no es un mensaje de quien se cree superior o mejor que los demás, sino de quien se sabe salvado por la verdad eterna del evangelio y quiere compartirla con humildad.

Tarde o temprano, la postura del creyente fiel, manifestará la diferencia inmutable de la verdad de Cristo. Su amor, su sabiduría, su justicia y favor alumbrará la oscuridad de los corazones perdidos.

El cristiano deberá ser primero cristiano antes que cualquier otra cosa para lograr el cometido de seguir a Cristo con fidelidad.

Nuestro desafío constante.